
Recuerdo siempre una plaza, una plaza muy hermosa que arregló el anterior gobierno de la ciudad, la pintó toda, le agregó juegos, y tuvo la gran idea de ponerle un teléfono público que, era un gran lujo, pues, además de ser una cabina muy moderna, tenía rampa para discapacitados y prestaba gran servicio, bueno, en menos de un año mucho metal de los juegos fue robado, los cables de el teléfono lo mismo, la cabina destruída, y el panorama es triste para los chicos, ellos aman su plaza, pero parece haber otros que no comparten ese mismo amor.
¿Porqué no respetamos lo nuestro?, ¿porqué no intentamos poner un poquito de nuestra parte?, eso serviría de manera radical para que los dirigentes nos vean más comprometidos, y tal vez, eso los comprometa más a ellos también.
6 comentarios:
Con todo gusto estoy a su disposición desde Cuba, Un saludo,. ESperio sus corroes y preguntas
El polemista
Max, vengo por aquí para no dejar el mensaje en la entrada de Inés que colocaste recientemente en chb. La hermana de Inés falleció esta mañana, lee mi comentario en su blog, no te salves. No sé cómo proceder, por eso hago esto, amigo. No tengo tu mail tampoco. Mi abrazo grande.
Gracias Reinaldo, un placer.
Walter: no se que decir, te juro que me sentí realmente extraño, lo siento muchísimo.
Coincido con lo que decís, pero no buscaría culpable individuales, ya que estos son apenas el emergente visible de un desastre social planificado, o al menos cuyos resultados eran previsibles. Un dato, desde 1989 el número de convictos en cárceles aumentó 10veces. Y en el mismo lapso, aumentó exponencialmente la venta de alcohol (cerverza, vino, y a precios económicos), y se abrió a escala la comercialización de un sinnúmero de drogas de todo tipo y entidad dañosa. Casualidad?
Creo que lo que viste en esa plaza no es más que el resultado de desastres cometidos por quienes gobernaron la década infame de los 90, que han destruido la base social que, aún con fisuras, funcionaba en nuestro país.
Vos viste una plaza, pero también están a la vista las muertes, la miseria, la prostitución, el abuso infantil, y la degradación laboral que la política de aquel entonces instauró en la Argentina.
No me sorprende. Creo que hay que eliminar la pobreza (redistrbuyendo más y mejor), generar trabajos dignos (no los contratos basura degradantes, también impuestos por la legislación de aquella era), y volver a educar a quienes quedaron desplazados (especialmente, con educación pública). En menos de una generación, vas a ver los cambios. Lo otro es seguir jugando al gato y al ratón,como el perro que se quiere morder la cola... Inútil absolutamente. Un abrazo.
Patricio
Patricio, es verdad, eso no se puede negar, pero tenemos que poner un poquito de nuestra parte, todavía la educación en la Argentina es gratuita, eso nunca cambió, en todo caso lo que cambió es el énfasis que pone el estado en mandar a los chicos a estudiar en vez de dejarlos vagar por las calles.
El gobierno de la ciudad da subsidios, pero para ello hay que presentar certificados escolares y de salud, osea, se aseguran de que uno vea por sus hijos, pero de parte de el gobierno nacional el abandono es y fue abrumador.
El dato sobre el aumento de la delincuencia con relación a el aumento en el consumo de drogas, es así, y es que no tenemos políticas de prevención, y hasta pareciera a veces que además de no tener políticas de prevención, tenemos un sistema que motiva a estos menesteres.
La redistribución, ahí viene lo preocupante, esa palabrita se ha usado como plataforma de campaña tantas veces y tantas veces la han dejado de lado a la hora de la gestión que ya uno duda, y se preocupa, pues, la justicia social está cada vez más lejos, y eso no va a traer otra cosa que una explosión en todos los sentidos, la violencia sube, crece en las calles, y se está haciendo inabordable, nuestra seguridad en todos los sentidos no pasa de ser un aparato de reacción, sin prevención estamos perdidos.
La plaza es la plaza, pero es un símbolo de la familia Argentina, no hay que olvidarlo, y si ni eso se cuida, significa que algo está muy mal.
Max.
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